Por Mary Jane N. Real
A través de un mecanismo puesto en marcha por la Red Internacional de Fondos de Mujeres Prospera, para trabajar en equipo con 44 fondos autónomos de mujeres de la red, Fenomenal Funds inició su Financiamiento para la Colaboración: una idea innovadora de financiación participativa. Este proyecto se diseñó para apoyar a los fondos de mujeres a nivel global y promover su vinculación en colaboración para “co-crear recursos y estrategias compartidas” que desafían y re imaginan prácticas, sistemas y modelos que limitan el flujo de recursos hacia los movimientos feministas. Como parte del equipo de facilitación, tuve la oportunidad de participar y asegurar la conexión de los fondos de mujeres que colaboraron en este financiamiento. Aquí comparto algunas de mis reflexiones personales.
Una propuesta audaz y enorme para la financiación participativa
Aunque algunxs financiadores ya han venido practicando la financiación participativa, esta iniciativa es audaz y radical. Intenta cambiar el modelo jerárquico tradicional del financiamiento, en el que co-partes envían sus aplicaciones para ser evaluadas bajo la consideración y aprobación exclusiva de lxs financiadores; hacia un proceso más comprometido con la participación entre financiadores y co-partes. En esta nueva modalidad participativa, Fenomenal Funds, a través de un consorcio de financiadores, provee recursos y facilita espacios para que los fondos de mujeres diseñen y dirijan su plan de colaboración en conjunto.
Desde el inicio, la participación de lxs aplicantes es democrática al involucrar a los fondos de mujeres en el diseño de su propia colaboración, la que Fenomenal Funds se compromete a apoyar desde los primeros pasos. “Una vez la idea inicial logra los criterios establecidos para el Financiamiento para la Colaboración, Fenomenal Funds invierte recursos en el desarrollo del plan de colaboración diseñado por los fondos de mujeres”, Zanele Sibanda, antigua Directora de Fenomenal Funds explica. “Se lleva a cabo un proceso de revisión, pero no para rechazar solicitudes, más bien como un proceso para que los fondos se beneficien de las perspectivas de sus pares y, basándose en los comentarios recibidos, consideren redefinir sus planes de colaboración”.
De forma poco convencional, Fenomenal Funds no invierte recursos al final del proceso de financiamiento, una vez aprobadas las solicitudes como suelen hacer lxs financiadores, aquí se apoyó con recursos desde el principio. La organización presta todo su apoyo a quienes solicitan el financiamiento mientras participan en un proceso colectivo de desarrollo de su solicitud de colaboración. Fenomenal Funds asume el riesgo por adelantado, comprometiéndose a desplegar recursos a medida que los fondos de mujeres se reúnen para descubrir y definir posibles colaboraciones entre sí. He formado parte de un grupo de facilitadorxs que han participado en este proceso y ayudado a crear estas colaboraciones a lo largo de unos meses.
Los desafíos de construir comunidades virtuales
El proceso de financiación participativa del Financiamiento para la Colaboración consiste en una serie de sesiones organizadas alrededor de tres etapas:
1)Descubrimiento, es la etapa donde los fondos de mujeres exploran diferentes temas, conectan entre sí y se reúnen para formar una colaboración específica alrededor de un interés o tema compartido.
2) 1) La phase Découvrir est l'étape au cours de laquelle les fonds de femmes explorent différents sujets, entrent en contact les unes avec les autres et se rassemblent pour former une collaboration spécifique autour d'un intérêt ou d'un sujet commun.
3)Refinamiento es la última etapa donde los fondos de mujeres ajustan sus planes de colaboración, con la ayuda de una revisión de sus pares del Comité de Asesoría.
Entre otros factores, la pandemia de COVID-19 predeterminó el desarrollo completamente virtual de todas las sesiones. Aunque los fondos de mujeres se hayan ahorrado los gastos de consultorías presenciales, haber atravesado todas las diferentes etapas exigió bastantes recursos. Para las colaboraciones que facilité, lxs representantes de los fondos de mujeres tuvieron que atender alrededor de cuatro sesiones, cada una de 2.5 horas, para la fase de Descubrimiento, al igual que más de ocho sesiones para la fase de Definición. Y entre tanto, lxs participantes también organizaron sus propias sesiones, facilitadas por sí mismxs. Esto fue especialmente importante porque se necesitaron más sesiones virtuales de las que habíamos planeado para que se pusieran de acuerdo sobre el presupuesto propuesto para sus solicitudes de financiamiento.
También se utilizaron muchas horas en la preparación y coordinación con el equipo de Fenomenal Funds y los órganos del gobierno, al igual que las sesiones de evaluación y reflexión continúas con el equipo y facilitadorxs. A través de estas etapas, se contrató un conjunto de intérpretes y traductorxs para facilitar la participación en los diferentes idiomas. Y también tuvimos un equipo de documentadorxs y registradorxs gráficxs para ayudar a lxs facitadorxs. La coordinación entre diferentes consultorxs y proveedorxs de servicios, también requirió de esfuerzo y tiempo considerable. En ocasiones tuvimos que intentar diferentes configuraciones antes que encontráramos el mejor equipo de apoyo para lxs participantes.
Reflexioné sobre las metodologías y elaboré planes detallados para las sesiones que dirigí, que compartí con documentadorxs, intérpretes y participantes. A pesar de toda la planificación, como sabrán facilitadorxs con experiencia, la regla de oro es ser flexible y ajustar continuamente el plan de cada sesión a las exigencias que surjan en tiempo real. Me propuse limitar cada sesión a dos horas y media, ya que, por experiencias anteriores de reuniones en línea, sabía que lxs participantes perdían el interés tras dos horas de intensa participación.
Debido a las restricciones de tiempo, nuestras interacciones virtuales fueron inevitablemente formales. A falta de espontaneidad, carecen del sabor de los encuentros presenciales. Como facilitadora acostumbrada a organizar reuniones presenciales, sé que lo que echaba de menos eran las reuniones informales: los comentarios espontáneos, el entusiasmo y el humor, los intercambios intrascendentes entre lxs participantes. Me di cuenta, como Priya Parker, autora de The Art of Gathering: How We Meet and Why It Matters, que es esta falta de formalidad en nuestros intercambios entre sesiones formales lo que nos permite bajar la guardia y relajarnos en compañía de lxs demás. Es la propia ambigüedad de estos intercambios lo que profundiza nuestras interacciones y alimenta las relaciones de confianza entre nosotrxs.
Nuestro sentido de pertenencia fue alterado, mientras sentía la falta de profundidad en nuestros encuentros virtuales. Es este entrelazado de pensamientos y experiencias, al reunirnos en un espacio físico, el que nos entrega puntos de referencia común desde los cuales conectar entre nosotrxs. La migración a las plataformas digitales de todas nuestras interacciones durante estos procesos de colaboración en el momento de la pandemia nos ha privado de nuestra plataforma compartida para forjar un entendimiento y un significado colectivos. Los procesos completamente virtuales han silenciado los lazos que se entrecruzan a partir de una experiencia compartida y vivida que crea comunidad.
Poniendo en práctica la reflexión y el feminismo, un cambio en las relaciones de poder
Inicialmente, en la fase de Descubrimiento, mientras lxs participantes buscaban un balance entre su ya pesada carga de trabajo y lo que demandaba este compromiso, fue naturalmente difícil contar con una participación constante. Algunxs se unieron tarde, mientras otrxs se perdían de algunas sesiones. Pero con el tiempo, lxs participantes consiguieron tener un compromiso creciente hacia sus colaboraciones. Fue evidente especialmente durante las discusiones sobre el presupuesto. Llegaron a organizar sesiones extras propias entre sí, por las dificultades para llegar a un consenso y para poder completar las complejas tareas virtuales. Astutamente, lxs participantes observaron que detrás del proceso de elaboración del presupuesto y de toda la solicitud de financiamiento subyacían esfuerzos meticulosos “de trabajar realmente a través de nuestras diferencias de culturas, lenguas y contextos, y de transformar esa diversidad en nuestra fuerza”.
De lo que he aprendido en el camino de esta práctica social reflexiva, traté de introducir a lxs participantes en el arte de la observación y la disciplina de la reflexión. Les asesoré en la práctica de la escucha activa, señalándoles la importancia de conectar todos sus sentidos, no simplemente escuchar, mientras navegábamos cuidadosamente para evitar cualquier confusión o malentendido en nuestros encuentros en línea. Profundizaron en sus capacidades de autorreflexión y aprendieron a cultivar sus propias voces, antes que se perdieran entre sus pensamientos y las opiniones de lxs otrxs durante las plenarias. Unx participante nos resume nuestra sesión de reflexión, al final de la fase de Definición: “Aprendimos a disminuir el ritmo, para asegurarnos que las voces que no estaban siendo escuchadas se vean articuladas en nuestro proceso de búsqueda del consentimiento colectivo”.
Al inicio de esta iniciativa, compartí la aprehensión del equipo de Fenomenal Funds acerca del cómo los desbalances de poder juega entre lxs participantes y los muchos que se podían presentar. Sin embargo, me sorprendió que incluso si nuestras interacciones virtuales impidieron interacciones más profundas entre participantes, quienes participaron adquirieron sensibilidad hacia las necesidades de lxs demás y empezaron a sentir y practicar la empatía entre ellxs. A partir de la orientación de intérpretes, aprendieron a practicar la “inclusión lingüística”: en lugar de confiar simplemente en intérpretes y traductorxs, tomaron la iniciativa de traducir sus propias comunicaciones para quienes no hablan su lengua. Se tomaron el tiempo de hacer una pausa mientras esperábamos a que terminara la interpretación en varios idiomas durante las discusiones. Y cuando la impaciencia se apoderó de mí, me recordaron que debía practicar lo que predico y escuchar atentamente todas las voces, incluso las inexpresadas y confusas, hasta que todxs pudiéramos escucharnos con claridad y estar de acuerdo de todo corazón.
Entre los fondos de mujeres que facilité, una colaboración aspiraba a innovar en el monitoreo, la evaluación y el aprendizaje feministas conjuntamente con sus co-partes, y otra tiene la intención de desarrollar narrativas más equitativas sobre la movilización de recursos para democratizar el flujo de recursos a los movimientos feministas en sus respectivos países. “Estamos practicando nuestro feminismo”, afirman lxs participantes. Para ellxs, cambiar las relaciones de poder es crucial, no sólo en los procesos de creación de las colaboraciones, también en la implementación de sus aspiraciones colaborativas.